Aquí yace detrás de su frontera
aquel poeta que famélico y hundido
llegó con su memoria hacia el olvido
y el alma vuelta hacia la luz primera.
Pasos dio sobre
la infinita estera
castellana cantando al mar dormido
y a la fuente amplia y a la senda que
se ha ido
sabiendo que ya en sus versos su alma era.
Serio y solitario y sin dar un grito,
fue quien dijo que fue sin callar nunca
lo que debe decirse entre los hombres.
Y si el camino al recodo se trunca
y oscurece, ya sombras y sin nombres
diremos: “Cuanto fui lo dejé
escrito”.
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