miércoles, 28 de marzo de 2018

Del amor que guardaba a una mujer con mal hado

Mientras el infortunio de un pascuero
suicida, que en el alféizar vacila,
me enseña cuánto el miedo se cavila
al pensar: "es mejor el agujero".

Y, mientras empaqueta mi mochila,
me presagio mi viaje lo primero:
"¡Uf! Ella lo organiza, yo me muero
o nunca llego o el tren se descarrila".

¿Para mí no habrá algún saber hogaño
que me socorra?, porque es manifiesto
que esta o bien me extrema o me jubila.

¿O es que existe un amor tan grande en esto
que me engasta el temblor en la pupila,
la luz en la mañana y amor al daño?

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